La verdad es que no quería irme de Perú sin tener una experiencia con una ceremonia original dirigida por un indígena.
El día que fui a ver a la comunidad indígena de los Yahua danzar, después de comprarles pulseras a casi todas las mujeres porque me pseudo-atacaron para que les comprara, salí a ver el río Momón, que es por donde llegan los turistas para asistir a las danzas en la maloca. Estando allí se me acercó el joven que parece ser el que dirige todo cuando el jefe no está allí y al rato se acercó el hombre mayor que dispara con la cerbatana.
Después de estar hablando un rato sobre sus costumbres y darme el shock de que este hombre mayor es el que sale con la cerbatana todavía hoy en día para cazar monos y perezosos para comerlos todos en la comunidad, surgió no se cómo el tema de la Ayahuasca y les pregunté si ellos hacían esas ceremonias. Me dijeron que sí y me dieron el nombre y número de teléfono de Anselmo, el Kuraka, el chamán.
Cuando iba saliendo de la comunidad había dos hombres en la última casa y les pregunté si por casualidad uno de ellos era el kuraka. Uno de ellos me dijo que sí y le pregunté cuánto cobraría por una ceremonia de ayahuasca. Él me dijo que 300 soles y el otro hombre dijo “por lo menos”. No me convenció mucho porque les noté avariciosos, algo que los buenos chamanes no deberían ser. Además, me dijo que el número de teléfono que me habían dado era falso, y me dio otro.
Esa noche le llamé para confirmarle que iba a hacer la ceremonia y le pregunté si él era Anselmo y me dijo que era Ricardo, y cuando le dije quién era yo, me recordó. Es decir, él no era el chamán Anselmo, sino un impostor. Le llamé más tarde para cancelarlo y le di como motivo que era demasiado caro, bajándolo él entonces a 200 soles. Aún así no quise hacerlo porque sabía que él me quería engañar y no es el chamán que dice ser.
Así que al día siguiente por la mañana hice la toma de ayahuasca con la holandesa (la dueña del hostal en el que me alojaba) que me llevó hasta las 7 de la tarde con el trance, cuando decidí que quería escribir todo lo que visioné antes de que se me olvidara (aquí es el post sobre esa experiencia)
Al día siguiente decidí ir a los Yahuas y buscar al Kuraka para contarle lo que había sucedido para que viesen que entre ellos se traicionaban. Le encontré en la maloca, ya que ese día le tocaba actuar para un grupo de turistas que estaba de visita. Le conté lo sucedido y me dijo que ese era su hijo. Más tarde me enteré de que no es su hijo, sino el marido de su hija, un boras. Aún así no llegamos a entender a por qué hizo y dijo lo que dijo, ya que él no vive en la casa del chamán y sin embargo me dijo que él vivía ahí, en la casa de Anselmo, con lo que tarde o temprano me daría cuenta de que él no era el chamán.
Anselmo me dijo que yo podría hacer la ceremonia con él y que cobra 150 soles. Vi mi oportunidad de tener una experiencia real con alguien indígena, así que lo acepté y acordamos de acudir a su casa sobre las 7:30 de la noche.
A la holandesa le dije que me iba a dar un paseo y que luego vería lo que hacía pero que no me esperara, pero ella dijo que regresara antes de las 11 de la noche porque entonces cerraría la puerta con llave, y eso me hizo sentir como una adolescente que tiene que llegar a casa a cierta hora. Cuando me encontré con Anselmo y su esposa me dijeron que me tenía que quedar esa noche a dormir ahí, con lo que llamé a la holandesa y le dije que me quedaba a dormir con unos conocidos, lo cual ella se tomó bien y pudo ir a la cama sin preocupaciones.
Probablemente sospechó que me había ido a hacer una ceremonia con alguien más porque al día siguiente ni me preguntó dónde estuve ni lo que hice, ni mencionamos nada.
Cuando llegué a casa de Anselmo me quedé un rato en la habitación de la entrada hablando con su esposa y con una vecina que vino con un bebé. Quise saber dónde estaba el baño para que cuando llegase el momento en que lo fuese a necesitar no me costase tanto situarme, ya que bajo los efectos de la ayahuasca hay mucha desorientación, aparte de desequilibrio.
Lo primero que había que superar era un tablón puesto en equilibrio con unos bloques pequeños de madera clavados horizontalmente como escalones para salir de la cabaña dirección lo que ellos llaman “el baño”. Después de caminar unos 100 metros había unas tablas de madera sujetadas a unos troncos a los lados que había que caminar hasta el final y al llegar ahí, darse media vuelta y agacharse para “hacer tus negocios”, agarrándote como puedas a una rama del árbol de al lado para no caerte en el agujero lleno de “los negocios de los demás”. No había papel higiénico y no estoy segura de que ellos lo usen porque no vi ningún papel en la cabaña ni me lo ofrecieron ni tampoco había en el agujero papel higiénico utilizado anteriormente. Eso ya me dio la idea de que iba a ser extremadamente difícil cuando llegara el momento.
Regresamos a la cabaña y seguimos hablando durante un rato sobre lo que ella recuerda del comienzo de ese lugar, de cuando sus padres se marcharon de Colombia para el negocio del caucho y que luego ya se quedaron ahí, como les sucedió a los boras y a los kukama, solo que estos últimos me dijeron que ellos vinieron de Paraguay.
A las 8:30 me fui a la zona donde se realizan las ceremonias porque Anselmo estaba acostado sobre una hamaca y le pregunté cuándo comenzaríamos. Me dijo que en ese momento si yo quería, con lo que comenzamos entonces.
Después de bendecir la ayahuasca y hacer oraciones, me dio un vaso de la ayahuasca más horrible y de sabor más asqueroso que he probado en esta semana. Casi vomité solamente con el sabor a pesar de que yo no respiraba para no olerlo y por lo tanto, que no me supiera a tanto. Me senté en la incómoda silla de madera medio inclinada que me dieron y seguí con la náusea. Ya tenía claro que tarde o temprano vomitaría y no necesitaría pedirle a Madre Ayahuasca que me ayudara a vomitar para ver si entonces “sucedía algo”, como sucedió en las veces anteriores.
Anselmo se sentó enfrente de mí, y su esposa se tumbó en la hamaca. Su esposo le pidió que se quedara ahí, no falta decir que por caballerosidad y mi tranquilidad, de que él no me haría nada no consentido, ya que su esposa estaba ahí al lado.
Anselmo se pasó las cuatro horas cantando ícaros, con pequeños descansos de unos minutos entre uno y el otro, o esa era mi impresión, y me encantó cuando me golpeaba en la cabeza con la Shacapa (manojo de hojas atadas que el chamán agita rítmicamente para mover la energía y marcar los ritmos de la ceremonia).
Aproximadamente después de unos 15 minutos de haberla tomado COMENCÉ con la vomitada. Y digo comencé porque estuve toda la noche vomitando con pequeños descansos en los que yo le pedía a Ayahuasca que me mostrara algo importante para mi vida, pero cuando estaba en el proceso de mostrármelo, otra oleada de arcadas y vómitos venía y la visión se iba.
Noté que como ya no tenía más líquido en el estómago, estaba la posibilidad de que con las contracciones abdominales, el líquido saliera por el otro lado. Pedí de ir al baño y su esposa, afortunadamente, me acompañó. Fue extremadamente difícil caminar, no solamente porque no podía mantener el equilibrio sobre esos tablones y terreno, sino porque yo veía todo rodeado de un círculo enorme de luz que se movía y distorsionaba lo que había delante de mí. Además tenía como un sonido en la cabeza que se hacía más fuerte cuando la movía, como si ese círculo hiciera un ruido “galáctico”. La mujer me acompañó pero no me hizo subir por la tarima de madera cuyo final era el agujero donde me tendría que parar, girar y agarrarme como sea a la rama del árbol que seguramente ni vería según estaba mi condición. Me hizo parar un par de metros antes de la tarima y “vaciarme” al lado de los arbustos.
Volvimos a la cabaña y yo agarraba a la mujer como si fuera el amor de mi vida porque me tambaleaba a cada paso y el suelo lleno de ramas y piedras no ayudaba para mi estabilidad. A partir de entonces, cuando daba arcadas, eran secas, no salía nada. Según los chamanes, lo que sale es la energía negativa.
Todas las ceremonias de ayahuasca tienen una duración de 4 horas y a partir de ahí tú puedes seguir con tu propio “viaje” pero ya sola o solo porque el chamán se retira. Así, Anselmo me dijo que ya podía ir a mi “cama”, una manta sobre el suelo que habíamos colocado antes en la salita de la entrada. Su esposa me ayudó a ir pero al levantarme sentí otra oleada venir y como mi estómago se contrajo repetidamente durante toda la noche, ese fue el momento que no quise que llegara, de también vaciarme por el otro lado y no lo podía evitar por mucho que intentara contraer los esfínteres y músculos relacionados. Ni qué decir, que manché hasta el suelo para mi enorme vergüenza. Claro, ante tal condición, tuve que quedarme en la habitación ceremonial tirada en el suelo junto al cubo. La mujer se fue a su cama pero noté que Anselmo se quedó en otra hamaca para controlar que todo “iría bien” conmigo.
Aproximadamente sobre las 4 de la mañana decidí ir a la manta de la otra habitación para poder quitarme los pantalones y lo interior ya que yo estaba toda mojada y era asqueroso.
A las 7am la esposa vino a despertarme y le pedí de prestarme una toalla porque estaba sin la parte de abajo. Ella no tenía toallas y no sé qué hacen para secarse cuando se bañan. Anselmo apareció entonces con una toalla nueva que utilicé para cubrirme mi zona inferior y me fui al río para lavar los pantalones y las bragas con un jabón que la mujer me dejó. Yo aún perdía el equilibrio pero conseguí llegar a la zona del río que ellos utilizan para lavar la ropa y me sorprendí de ser capaz de ir por los tablones de madera sobre el río sin perder el equilibrio.
Cuando volví a la cabaña había una reunión del pueblo en la cabaña de al lado para acordar qué hacer por el 49 aniversario de la fundación de esa comunidad, que será en noviembre de este año 2019. Pedí a una mujer que había en la cabaña de que llamase a Anselmo para pagarle y despedirme de él. La noche anterior, antes de comenzar, yo le pregunté por cuánto me vendería su ayahuasca en una botella de bebida refrescante (es lo que usan todos para rellenar) de unos 250 ml y dijo que me costaría 30 pesos. Sin embargo, después de esta experiencia, pensé que puedo vivir perfectamente sin ella.
Puedes ver el vídeo de esta experiencia aquí.
Me puse los pantalones cortos aún mojados pero no me importaba porque me iba directamente a mi cabaña-hostal, a media hora caminando, con el “piloto automático” puesto porque aún no veía correctamente.
Como conclusión a esta experiencia original, al fin y al cabo, era por lo que yo quería pasar, una experiencia pura. La ceremonia en sí fue magnífica y nada que ver con lo que hace la holandesa, que no hace nada, o los gringos de Iquitos que parece cosa de niños. Los ícaros que cantó eran preciosos y me dí cuenta que mis oleadas venían cada vez que él cantaba, no cuando él estaba en silencio. Con los ícaros ellos piden que Ayahuasca nos ayude en nuestras visiones y viajes, pero en mi caso, parece ser que como no tuve una verdadera purga en mis otras 4 experiencias, ahora es cuando tenía que purificarme por todos lados, antes que nada.
Si me hubiera quedado allí lo hubiera vuelto a repetir otro día con él, porque me quedó la sensación de que mi espíritu necesitaba ir por esa purga física antes de presentarme con algo más. No fue agradable, para nada, y muy vergonzoso cómo les manché el suelo, pero estarán acostumbrados a que eso suceda.
Cuando llegué a donde me alojaba, la holandesa se alegró de verme pero no me preguntó nada aparte de a qué hora me iba, a pesar de que se me lo preguntaba todos los días, pero parece no enterarse. Me cambié de ropa, me duché y tenía pensado hacer mi equipaje cuando realmente sentí la necesidad de dormir un rato porque aún estaba con los efectos. A la media hora de acostarme oí cómo la holandesa se acercaba a la habitación y vió cómo dormía. Entonces salió y me llamó desde la otra puerta, que daba al jardín, para volver a preguntarme a qué hora me iba. Y no es que se me estuviera pasando la hora, porque eran las 9 y le dije que me iba a las 12, pero creo que ella no quería que yo durmiese porque sospechaba que había estado tomando ayahuasca con la competencia.
Me marché a las 11 porque la verdad es que ya me molestaba la presencia de la holandesa, a pesar de que es una buena persona y ayuda a todos los que puede, pero soy consciente de que a mí me cobró 3 veces el precio de la ayahuasca de lo que le cobró a la mujer china que aún estaba ahí alojándose gratis en su casa desde hacía una semana porque no tenía dinero según ella.
Le compré ayahuasca y le dije que quería solamente una dosis porque lo probaría otra vez durante mi viaje en Perú, pero al final me dio 3 dosis, unos 150ml, y me cobró 50 soles. Además me pidió de hacerle el favor de llevar una botella de ayahuasca para un amigo suyo que se encontraba en esos momentos en Lima y que le había pedido que se lo enviara, y para suerte para ambos, yo iba a Lima y me quedaba un día allí en casa de unos amigos.
Cuando el hombre, ese amigo suyo, vino a la casa al día siguiente con su hija mayor para recogerlo, me enteré de que él es el chamán que había enseñado a la holandesa todo sobre ayahuasca, cómo cocinarla, cómo cantar ícaros… le dije que ella no cantaba nada ni daba con la shacapa y él dijo que los ícaros son importantes, pero más aún son los golpes que se dan con la shacapa porque dependiendo de la velocidad con que se golpee, los efectos de la ayahuasca son más potentes o más livianos. Y eso lo confirmo porque Anselmo me golpeó varias veces con ella y noté que algo pasaba en mí y me encantaba ser golpeada en la cabeza con la shacapa porque por un lado me tranquilizaba y por otro lado notaba que yo iba como subiendo a otro nivel. El problema era que después yo vomitaba.
Este chamán me dijo que le había dicho varias veces a la holandesa que tenía que hacer ícaros y limpias, pero ella se niega. Que él era el que hacía las ceremonias al principio cuando ella llegó a Padre Cocha, hasta que ella aprendió cómo hacer la ayahuasca y entonces dejaron de trabajar juntos porque los clientes de ella le pedían a él de ir a su casa para hacer las ceremonias con él, en lugar de hacerlas donde la holandesa, y ella lo consideraba que él estaba robando sus clientes. Bueno, si yo hubiera sido una cliente de ese entonces, sin ninguna duda también me hubiera ido con este hombre para hacer las ceremonias y si le hubiera conocido cuando yo estaba allí, también hubiera ido a él en lugar de hacerlo con la holandesa.
Además, también le enseñó diferentes tipos de curaciones con plantas, pero no se si ella hace algo al respecto.
Él estaba en Lima un mes y medio para dar tratamientos y se regresaría a Padre Cocha. Si le va bien en Lima regresará en el futuro a seguir haciéndolo pero siempre viviendo en Padre Cocha ya que para él, estar con contacto con la naturaleza es muy importante y no lo cambiaría por nada del mundo.
Yo no se dónde viviré en el futuro, pero también tengo claro que el lugar donde yo me ubique, tiene que ser en la naturaleza… y a ser posible, mucha naturaleza.
Mi experiencia con las cinco ceremonias de ayahuasca ha sido diferente, y exceptuando la que hice con la holandesa, en la que sí tuve visiones claras y la experiencia última con Anselmo, que aunque fue una pesadilla tanto "soltar líquidos", en sí la combinación de la selva, las chozas, los ícaros y la shacapa fue algo digno de repetir, con la esperanza de que la siguiente vez la purga no fuese tan fuerte y realmente tener visiones.
Debo decir también que, después de mi experiencia con San Pedro más tarde en Pisac, prefiero a este último, al menos porque sea que viene sin purga, los efectos duran mucho más y realmente te deja con un gran sentimiento de amor después.
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